Marco conceptual

 

- Introducción

- Diagnóstico de la inversión

1. Preinversión

2. Programación

3. Asignación de recursos

4. Ejecución y seguimiento

- El sistema

- Vinculación de las etapas

- Productos del sistema

- Relación con otros sistemas

- Puesta en operación

 

 

 

 

 

Diagnóstico de la Inversión Pública en Guatemala:

Tradicionalmente se ha visto a la inversión pública como el conjunto de recursos financieros y técnicos que el Estado dedica a crear, incrementar, modernizar, reponer, reconstruir y mejorar la capacidad del país para producir bienes y servicios, con el propósito de lograr  el bienestar de la sociedad.

El sector público realiza inversiones en forma permanente, a través de programas especiales que tienen como propósito desarrollar acciones encaminadas a mitigar o eliminar las carencias sociales. Este proceso no se lleva a cabo dentro de un contexto organizado y adecuadamente estructurado, por lo que el gobierno experimenta serias debilidades que redundan en problemas de calidad y eficiencia del gasto público.  

Durante las últimas dos décadas, la participación en el PIB de los gastos de capital del sector público, en el que se incluyen las inversiones públicas, ha ganado un espacio importante al pasar del 2.0% en 1986 al 5.3% en 1999 (ver cuadro 1). Sin embargo, su efectividad y productividad han dejado mucho que desear, en la medida que su asignación no refleja un patrón definido en términos de prioridades; ello como resultado principalmente de la falta de coordinación de las acciones que se desarrollan en materia de inversión con directrices de política de mediano y largo plazo que definan estrategias y objetivos hacia los que se deben orientar los programas y proyectos.

Cuadro 1

GUATEMALA

GASTO PUBLICO COMO % DEL PIB

1986-1999

 

 

1986

1987

1988

1989

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

GASTOS TOTALES/PIB

10.8

11.8

12.6

13.2

10.2

9.1

10.7

10.5

9.2

9.2

11.3

10.7

12.7

14.0

GASTOS CORRIENTE./PIB

8.8

9.7

10.1

10.1

8.5

7.6

7.8

7.4

6.8

6.6

7.2

6.5

8.0

8.7

GASTOS DE CAPITAL/PIB

2.0

2.1

2.5

3.1

1.7

1.5

2.9

3.1

2.3

2.6

4.0

4.2

4.7

5.3

Fuente:  Elaboración SEGEPLAN con base en cifras MINFIN.

Los gastos de capital, antes indicados, incluyen la inversión directa, las transferencias de capital y la inversión financiera, de los cuales las transferencias de capital, que incluyen amortizaciones de deuda, han duplicado su participación sobre el total del presupuesto al pasar de un promedio de 7% en el período 1986-1990, a niveles superiores al 10% e incluso 15% en los últimos años (1996-2000).

En términos de su composición sectorial, derivado de las graves carencias de servicios sociales básicos, la inversión pública ha privilegiado a los sectores sociales, por lo que la inversión en estos sectores ha evidenciado una tendencia creciente. Sin embargo, es importante señalar que a partir de 1997 el comportamiento de la inversión pública ha presentado un cambio en su estructura, al incrementarse paulatinamente, los recursos destinados a sectores productivos y de infraestructura básica. Ello como resultado de priorizarse el mejoramiento de la red de infraestructura básica, para lograr un impacto significativo en la reducción de la pobreza y elevar la productividad de las inversiones privadas. No obstante, la falta de directrices y orientaciones con una visión de conjunto han provocado que las inversiones realizadas no logren el impacto esperado en el desarrollo del país.

Fuente:  Elaboración SEGEPLAN con base en cifras MINFIN.

Es importante destacar que la expansión de la inversión pública, ha encontrado un fuerte soporte en los denominados fondos sociales, mecanismos creados con el propósito de agilizar la inversión. Desde el punto de vista del objetivo de aumentar los niveles de ejecución de la inversión pública, los fondos están cumpliendo su labor; sin embargo, la falta de criterios comunes para asignar financiamiento, de metodologías comunes de identificación de necesidades, de una planificación participativa institucionalizada, la debilidad de las instancias de fiscalización social, y la falta de consistencia de las prioridades sectoriales y locales ha provocado que estas inversiones no generen impacto en el desarrollo de las comunidades.

La característica de estas instituciones es que su alto nivel de ejecución se basa en metodologías de identificación, preparación y ejecución de proyectos, diseñadas con la finalidad de tomar decisiones rápidas de inversión, que en muchos casos son contradictorias con las políticas sectoriales, generando con ello presiones sobre el equilibrio fiscal, por los gastos recurrentes que requiere su operación y tienen un alto riesgo de sostenibilidad en el largo plazo.

Cabe resaltar que históricamente la inversión pública ha enfrentado problemas de carácter estructural, entre los cuales destacan:

  • Bajo nivel del gasto. Como consecuencia de los bajos niveles de ingresos tributarios, el gasto público es insuficiente en relación con las necesidades de la población guatemalteca. Así mismo, al considerar el nivel de gasto de los países de la región, se observa que éste se ubica por encima del 15% del PIB, mientras que Guatemala se mantiene alrededor del 12.5%.
  • Alta participación del gasto corriente. El gasto corriente representó el 70.7% del total del presupuesto en el quinquenio 1986-1990, mientras que en el quinquenio 1996-2000, se destinó a este tipo de gastos el 59.2%. Aun cuando el comportamiento del gasto corriente manifiesta una tendencia decreciente, su participación en el presupuesto sigue siendo alta, limitando con ello la capacidad de inversión del Estado.

  • Deficiente estructura sectorial. La estructura sectorial del gasto no ha contribuido a superar la situación económica y social del país, ello como resultado de que no existe una estrategia que oriente y coordine la inversión sectorial hacia un mismo objetivo. Situación que se atribuye a que los planes de desarrollo han desaparecido como instrumento orientador, sustituyéndose por programas y políticas parciales en muchos casos inconsistentes, con limitada coordinación, que no aseguran una coherencia global en el funcionamiento del Estado.

  • Baja ejecución de la inversión. El nivel de ejecución de la inversión es bajo en relación con lo programado, limitando con ello la efectividad del gasto. Por otro lado, el costo de los proyectos se ve incrementado, debido a que no se ejecuta gran parte de los recursos comprometidos, situación que se agrava en el caso de los proyectos con financiamiento externo cuyas comisiones de compromiso incrementan su costo.
  • Alta concentración de gasto. A pesar de que las mayores carencias y los niveles de pobreza se concentran en áreas rurales, especialmente del interior del país, históricamente la distribución del gasto se ha orientado hacia el área metropolitana. Provocando con ello desigualdad en el desarrollo regional, que no concuerda con las necesidades y potenciales de las regiones.

Aunado a esta problemática de carácter estructural y considerando los problemas históricos, es necesario también analizar los obstáculos encontrados en el funcionamiento del proceso de inversión. Entre los más significativos destacan los siguientes:

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1. Preinversión

La etapa de preinversión está considerada como la fase más crítica dentro del ciclo de la inversión pública. La ejecución de proyectos para atender las necesidades básicas encuentra en la actualidad una seria restricción en la formulación, preparación y evaluación, lo que se evidencia en las propuestas de inversión que están formuladas de manera incipiente y no cuentan con indicadores que ayuden a tomar la decisión de asignar recursos para ejecutar los proyectos.

La debilidad del país para validar técnicamente sus necesidades es hoy crítica, debido a que las inversiones que le corresponden desarrollar al Estado son inversiones que tiene como objetivo atender el desarrollo humano y no se han generado procesos de capacitación suficientes para la formulación, preparación y evaluación de este tipo de proyectos, la capacitación se ha concentrado en la generación, preparación y evaluación de proyectos productivos para los cuales existió una larga tradición histórica y una vasta bibliografía.

Con el propósito de fortalecer la preinversión y después de muchos esfuerzos, en 1987 se creó el Sistema Nacional de Financiamiento de la Preinversión (SINAFIP) que funciona en SEGEPLAN. Es importante destacar que si bien en ese año se logró definir la norma legal que le dio vida al Sistema, no es sino hasta 1997 cuando éste empieza a operar. Es necesario señalar que existen deficiencias en su conceptualización, por considerar la preinversión no como una etapa en el ciclo de vida del proyecto, sino como un proceso independiente.

Durante los últimos años SEGEPLAN administró líneas de financiamiento para preinversión otorgadas por diferentes fuentes, con las que se financió estudios, de los cuales no todos pasaron a la fase de ejecución. Esta forma de ejecutar la preinversión no ha sido eficaz para fortalecer las capacidades institucionales en la formulación, preparación y evaluación de proyectos, menos aún para las entidades locales, sus aportes fundamentales han sido la elaboración estudios de factibilidad económica a entidades capacitadas para llevar adelante los procesos administrativos de contratación de consultoría.

El desarrollo de instrumentos de preinversión y la capacitación correspondiente han sido poco significativos, aunque existe una experiencia apoyada y financiada por la OEA que reporta 1,585 personas capacitadas, que produjeron 471 perfiles de proyectos, los capacitados pertenecían a las Municipalidades, Unidades Técnicas de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural y comunidades. Sin embargo, este programa iniciado en 1992 no tuvo continuidad y los proyectos preparados no alimentaron los Programas de Inversión. Existen otras asistencias en cursos como la de la GTZ y el PNUD, con la misma finalidad, generar capacidades gerenciales en el tema de gestión de proyectos de inversión.

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2. Programación

Una de las tareas básicas que el Estado debe ejecutar con una visión de futuro, es disponer de un programa coordinado de inversión pública que recoja, de manera coherente y ordenada, los mejores programas y proyectos elaborados por los ministerio sectoriales y otras dependencias del Estado, resultado de un ejercicio de planificación participativa. De ahí que se considera la programación multianual de las inversiones como el ejercicio de planificación más importante que realiza el Estado para alcanzar los objetivos del Desarrollo. La programación de la inversión pública con un horizonte de mediano y largo plazo, permite prever los costos recurrentes que los proyectos tendrán sobre los presupuestos futuros, lo que a su vez se traduce en la transparencia sobre el uso de los recursos públicos.

Las actividades relacionadas con la programación son responsabilidad de SEGEPLAN. Según la práctica seguida para elaborar el Programa de Inversiones Públicas -PIP- se registran los proyectos correspondientes a las entidades sectoriales, regionales y/o locales y Fondos de Desarrollo a ejecutarse en un horizonte plurianual. Sin embargo, este ejercicio de programación tiene serias limitaciones, dentro de las más importantes se puede citar:

  • No se cuenta con documentos marco de política que guíe la identificación de necesidades y su priorización. La falta de estas orientaciones hace que la selección y priorización de proyectos se haga de forma anárquica, especialmente por parte de los Fondos cuya inversión no responde a la política sectorial. A esto hay que agregar la debilidad institucional de los sectores para definir sus marcos de políticas y sus áreas prioritarias de inversión. Esta debilidad que se inicia en las unidades sectoriales de planificación o quien desarrolla esta función, en muchos casos es compensada por la labor de las propias agencias de financiamiento internacional, que intervienen desde la identificación de necesidades, hasta la formulación de los estudios sectoriales, que una vez priorizadas con los rectores sectoriales, pasan directamente a negociación de financiamiento a través del Ministerio de Finanzas Públicas. En estos casos SEGEPLAN sólo elabora un "Dictamen" que es únicamente para cumplir un procedimiento.
  • No existe una normativa que guíe y oriente a las entidades respecto de las responsabilidades en la programación de las inversiones y de los instrumentos de programación.
  • Las entidades del Sector Público, realizan su programación únicamente con fines formales, el PIP consolidado en SEGEPLAN no les garantiza el acceso a las fuentes de financiamiento ni externo ni de recursos de Presupuesto.
  • El PIP no orienta la formulación presupuestaria anual de las inversiones para su incorporación en el Presupuesto Nacional, aunque se establecen las instancias de coordinación con la Dirección Técnica de Presupuesto (DTP), ésta última realiza la asignación final de los recursos, sin tomar en cuenta el PIP.
  • La asignación de recursos no cuenta con criterios técnicos de gestión de proyectos para orientar la formulación presupuestaria. Las entidades pueden negociar asignaciones presupuestales basadas en gestiones políticas que normalmente corresponden a proyectos mal formulados o no prioritarios, que retrasan el ritmo de ejecución y distorsionan la política de inversiones.
  • El ejercicio de programación termina con la elaboración del PIP, la formulación presupuestaria es otro proceso que se inicia en la DTP, no existe relación directa entre ambos ni con las entidades ejecutoras de proyectos, principalmente porque estos procesos no están integrados sistémicamente.
  • No logra consolidar las necesidades totales de financiamiento para el PIP Trianual, es decir no permite conocer las demandas futuras y el tipo de financiamiento que requiere el desarrollo, por lo tanto no orienta el proceso de asignación de recursos ni de gestión de financiamiento externo.

La programación de la inversión pública por consiguiente es un ejercicio incompleto, que rompe la secuencia lógica de la programación y asignación de recursos de financiamiento, por lo tanto no pueden garantizar la obtención de metas planteadas en el PIP. También, es necesario destacar que no existe información disponible para medir el grado de desviación de las metas alcanzadas respecto a las programadas.

Otra distorsión del proceso es que las necesidades de financiamiento no nacen de un PIP elaborado bajo normas de calidad técnica y de priorización por parte de los beneficiarios de las inversiones, surgen en muchos casos, impulsadas por la oferta de financiamiento, y en otros, se presentan las necesidades directamente a las agencias de financiamiento internacional.

El resultado final de este procedimiento son las varias ventanillas de acceso a las fuentes de financiamiento que, en el caso del financiamiento externo, no permite la coordinación entre las agencias internacionales, originando irracionalidad, duplicidad de esfuerzos y desembolsos bajos de los recursos de financiamiento externo.

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3. Asignación de recursos

La responsabilidad institucional en la asignación de los recursos de financiamiento a los proyectos de inversión se presenta de la siguiente forma:

Tipo de Financiamiento

Tipo de financiamiento

Entidad responsable

a.      Recursos de presupuesto (internos y externos)

Dirección Técnica del Presupuesto (MINFIN)

b.      Recursos propios de la institución

Entidad responsable: ministerios, secretarías, entidades descentralizadas

  1. Para la asignación anual de recursos en el presupuesto la DTP utiliza entre otros criterios, el grado de avance financiero de los proyectos. Sin embargo, considerando que estos criterios no permiten optimizar la asignación de los recursos, ha iniciado esfuerzos para fortalecer el análisis del avance físico, que parten del establecimiento y definición de unidades de medida e indicadores de gestión en cada sector.

Para los recursos de financiamiento externo, la Dirección de Proyectos de SEGEPLAN emite un "Dictamen" sobre la factibilidad del proyecto, que muchas veces es un trámite formal porque se realiza una vez tomando la decisión de la asignación de los recursos. Las solicitudes de dictamen llegan desde la Dirección de Crédito Público del Ministerio de Finanzas Públicas, de la Agencia de Financiamiento o de la Dirección de Cooperación Internacional de SEGEPLAN, son pocos los casos en que el proyecto se origina en el PIP.

La gestión y negociación de financiamiento externo atiende las propuestas realizadas por las agencias de financiamiento internacional y de las entidades que acceden directamente a los financiadores. El Ministerio de Finanzas Públicas realiza los procedimientos de gestión y negociación, principalmente para los créditos, hasta la firma de los contratos de préstamo. Realiza también la gestión y negociación para las donaciones que requieren recursos de contrapartida.

En esta instancia de negociación, los criterios técnicos sobre la factibilidad de los proyectos no guían la negociación, son más bien criterios financieros. Una vez firmados los contratos de créditos o donaciones y ya en la fase de efectividad o de entrada en vigencia, los aspectos técnicos vuelven a aparecer, pero convertidos en problemas. En esta fase, la SEGEPLAN tiene una participación limitada.

  1. Para la asignación de los recursos propios y los recursos municipales, los criterios no están claramente definidos, simplemente se usan aquellos que están relacionados con la prioridad de satisfacer una necesidad. La asignación de recursos de los Fondos de desarrollo a proyectos de alcance local y/o territorial, siguen los mismos criterios y constituyen la fuente más importante de distorsiones del PIP.

Esta forma de asignar recursos de inversión muestra que los procedimientos operativos se realizan independientemente, en cada instancia de asignación se inicia un nuevo proceso, los responsables son varios y actúan sin contar con un marco de referencia común de administración financiera. El resultado es la ejecución de proyectos poco rentables en términos socioeconómicos o no prioritarios, atomizados y de efectos dispersos, no existe el principio de complementariedad de esfuerzos y de manera general encuentran problemas en su ejecución, que retrasan la ejecución de los proyectos.

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4. Ejecución y seguimiento

La débil capacidad desarrollada por las entidades del Sector Público para preparar y evaluar proyectos, no permite incorporar al PIP nuevos proyectos de inversión o preinversión, que en la fase de su ejecución eleve los niveles históricos de ejecución de inversiones.

Las dificultades identificadas en la fase de preinversión han limitado el cumplimiento del gasto de inversión programado, que se refleja en los bajos índices de ejecución. Estos niveles y su estructura, muestran sobre todo el mantenimiento de las inercias históricas de la inversión que no beneficiaron a la inversión social.

Adicionalmente a los problemas que se inician en la preinversión, la fase de ejecución tiene una problemática propia, como la inadecuada presupuestación de la inversión pública, especialmente de los desembolsos para las contrapartidas de los créditos o donaciones; falta de una programación de la ejecución que permita una mejor asignación de cuotas de inversión; procedimientos lentos en la adjudicación de contratos de obras, entre otros.

SEGEPLAN tiene la función de realizar el seguimiento a la ejecución de la inversión pública, con esta finalidad ha diseñado en su Sistema de Información, un componente de seguimiento físico y financiero, que tienen información parcial porque no considera el universo total de los proyectos, debido a que las entidades encuentran dificultades en el registro de la información, especialmente las entidades locales o regionales y porque además, pese a que existe la normativa que obliga a presentar las propuestas a SEGEPLAN, el proceso de inversión se desarrolla al margen de la misma. Al mismo tiempo, las entidades deben reportar información de seguimiento físico a la DTP, para asegurarse los recursos presupuestales para la continuidad de sus proyectos.

La metodología o guías para realizar el seguimiento no están aún precisadas, hoy, bajo un principio de descentralización operativa no se puede concebir seguimiento ni control a las inversiones desde el nivel central, esta es una responsabilidad de los máximos ejecutivos que tomaron la decisión de la inversión. Los Organos Rectores de Presupuesto y de Inversión Pública son responsables del seguimiento al presupuesto y de la inversión pública respectivamente.

Otro aspecto relevante que no debe perderse de vista en el análisis de la inversión pública, es el que se refiere al marco institucional para su administración, que está compuesto por un conjunto de entidades e instancias de coordinación, que participan tomando decisiones en los diferentes procedimientos que corresponden al proceso de inversión. Esta situación representa un obstáculo en la medida que las normas legales existentes no definen con claridad las responsabilidades y atribuciones de las entidades públicas en las diferentes fases del proceso. De esa cuenta que a pesar del fortalecimiento permanente de instancias de decisión y coordinación, existen procesos como el seguimiento y control del gasto de inversión, que por estar asignado como función a varias instancias (Dirección de Crédito Público, DTP, SEGEPLAN) no está siendo realizado en los términos adecuados.

Adicionalmente, el intento de descentralizar la administración de la inversión pública, amplió el marco institucional al incorporar como actores de este proceso a los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, con el objetivo de promover el desarrollo en sus respectivas jurisdicciones, proponer planes, programas y proyectos, establecer necesidades de financiamiento y canalizar recursos hacia proyectos priorizados por los municipios. Cabe señalar que el aporte de los Consejos al proceso, se ha limitado a la presentación de las propuestas de inversión a ser incorporadas al Presupuesto General de Ingresos y Gastos del Estado, que no es más que un listado de obras con cifras sin consistencia y que por último corresponde a un listado de necesidades.

Los elementos de diagnóstico muestran fundamentalmente, que los diferentes procesos que conducen a la toma de decisiones de inversión están aislados unos de otros, producen resultados ineficientes para lograr los objetivos de la política de inversiones y se desarrollan en un complicado marco institucional. La falta de normas reglamentarias que orienten y guíen estos procesos y la deficiente capacidad institucional del Sector Público para administrar la inversión y orientar la cooperación internacional hacia las prioridades nacionales, son elementos que evidencian la necesidad de implantar un Sistema Nacional de Inversiones Públicas (SNIP) que apunte a ordenar y normar las inversiones públicas para optimizar el uso de los recursos del Estado. Sobre todo, si se considera que la inversión pública juega un papel determinante en la magnitud y orientación del desarrollo económico y social de un país, por lo que su programación, evaluación, ejecución y seguimiento físico y financiero debe ser considerada como prioritaria por la administración del Estado, toda vez que es uno de los pocos instrumentos de política, que le permite interactuar en el corto plazo sobre las necesidades de la población.

En este marco, el Sistema Nacional de Inversiones Pública (SNIP), debe tener como objetivo fundamental concretar las opciones de inversión más rentables desde el punto de vista económico y social según los lineamientos de la política de gobierno, así como asegurar la eficiencia y racionalidad en su ejecución y control.

En resumen, podemos señalar que el proceso casi no presenta fortalezas, por el contrario, muchas debilidades, entre las cuales se destacan: i) bajo nivel de gasto, ii) alta participación del gasto corriente, iii) deficiente estructura sectorial, iv) baja ejecución de la inversión, v) alta concentración del gasto, vi) baja capacidad institucional para formular y evaluar proyectos de inversión, vii) esfuerzos dispersos institucionales, viii) bajo nivel en el desarrollo de instrumentos de preinversión y capacitación, ix) no hay vinculación entre la programación de inversiones y la asignación de recursos, x) la asignación de recursos no depende del dictamen técnico de los proyectos xi) en algunas oportunidades la negociación de recursos externos se realiza atendiendo a criterios de las fuentes cooperantes.

Frente a este escenario, el aporte que está en condiciones de hacer un Sistema Nacional de Inversiones Públicas, ofrece las siguientes ventajas: i) ordenamiento del proceso de la inversión pública, ii) generación de mejores y mayores carteras de proyectos, iii) desarrollos metodológicos específicos por sector, iv) establecimiento de proceso permanente de capacitación en formulación y evaluación de proyectos, v) asignación de recursos financieros a proyectos con recomendación favorable de SEGEPLAN, vi) transferencia de competencias en el contexto del proceso de descentralización de la inversión, vii) mayor y mejor acceso a la información a través del Sistema de Información de Proyectos, viii) transparencia en el uso de los recursos públicos, ix) legitimización del Sistema Nacional de Inversiones Públicas por parte de la autoridad política.

 


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